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Opinión 19/02/2018

CORTAR EL HILO POR LO MÁS DELGADO Compartimos columna de opinión de nuestro compañero Claudio Marin en Página/12

 

MONO ATADO Y TIGRE SUELTO Por Claudio Marín*

El concepto de paritarias libres refiere a la actitud de no injerencia que debería asumir el Estado ante la discusión de actualización salarial y condiciones de trabajo que se establece entre las patronales y los gremios. No es el sector empresario el que reclama esta actitud por parte del poder ejecutivo, no escuché hasta el momento a ninguna cámara empresaria reclamando paritarias libres, ni siquiera reclamando paritarias. Claramente se trata de una reivindicación de los trabajadores y sus organizaciones gremiales ya que lo que sucede es que el gobierno busca establecer un límite o techo a las negociaciones salariales, limite que siempre se sitúa por debajo de la inflación del periodo que se busca recuperar.

El gobierno pretende que se reduzca el poder adquisitivo de los asalariados y acrecentar la tasa de ganancia del sector empresarial. Es que el gobierno considera que el salario es un costo dentro de una cadena productiva.

Cortarse los pies para no usar zapatos

Claramente las consecuencias de esta política resultan deseables para un gobierno que pretende reducir el mercado de consumo entre un 25 y un 30 ciento buscando un modelo a la chilena. El mercado interno le resulta más un estorbo que un medio para incentivar el desarrollo y la inclusión social.

Trabajadores devenidos en emprendedores o colaboradores, eufemismo aplicado para camuflar la precarización del empleo, son parte de una metamorfosis que, junto a la pérdida de puestos en los sectores industriales, marcan la tónica del mercado de trabajo. Durante toda la vigencia de su mandato, el gobierno ha pretendido reducir el poder adquisitivo de los salarios. Permanentemente los trabajadores organizados hemos resistido en forma más o menos exitosa esta pretensión. Más o menos porque entre el 2016 y el 2017 se perdieron 4 puntos de poder adquisitivo según el propio Ministerio de Trabajo. En el empleo no registrado, se perdió un 60 por ciento más.

Una de las herramientas del gobierno es el miedo al despido, que se encargó de instalar ni bien comenzó a gobernar. Entre 2016 y 2017 se perdieron 65.000 puesto de trabajo sólo en la rama industrial.

En este contexto, lo más importante es la unidad del campo popular y del movimiento obrero. No ponernos de acuerdo en 4 o 5 reivindicaciones que articulen un programa para defendernos y frenar las pretensiones de la derecha no resulta atribuible a la falta de iniciativa y mucho menos a la falta de entendimiento. Si todas las organizaciones gremiales del país pusiéramos no un techo sino un piso para la recomposición salarial de este año, recuperar lo perdido sería un trámite sin mayores sobresaltos.

Tampoco es creíble apelar a los personalismos para fundamentar la dispersión. Esa escusa resulta inadmisible para dirigentes fogueados durante años, donde el pragmatismo y lo táctico son moneda corriente. Sólo con identificar cual es la contradicción más importante tendríamos que poder diferenciar entre lo principal y lo secundario. Siempre que persisten diferencias en el campo político o gremial estas tienen un sustrato material que las alimenta.

Durante los 90 la mayoría de la dirigencia sindical optó por sacrificar conquistas individuales de sus representados como forma de preservar el aparato sindical. Las negociaciones de esa época son un fiel reflejo de esta aseveración. Los convenios colectivos fueron cambiados en el mejor de los casos por prestaciones dinerarias que luego fueron pulverizadas por la inflación.

Hoy existe un fenómeno parecido con la diferencia auspiciosa de que se trata de un sector mucho menos numeroso de gremios que postulan tácitamente esta orientación.

Todos somos bancarios, todos somos docentes

Es la segunda vez consecutiva que el gobierno elige un caso testigo en enero para condicionar toda la discusión salarial del resto de los gremios. Todo vale. Desde demonizar a los dirigentes y apelar al juego de la mancha venenosa, donde sí se está con ellos, se está a favor de las peores lacras de la sociedad, hasta la represión y la amenaza mafiosa. Todo menos la verdad, que es que Baradel y Palazzo tienen claro que es mejor estar junto a sus representados ante una propuesta salarial inaceptable, que refugiado en la resignación o el posibilismo.

 

*Secretario gremial de la CTA de los Trabajadores.

https://www.pagina12.com.ar/96578-cortar-el-hilo-por-lo-mas-delgado

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